Desde las negociaciones del Tratado Libre Comercio (TLC) con los EE.UU., de manera complementaria a la regulación del comercio de bienes, el Perú ha mantenido una posición constante de incluir disposiciones sobre comercio de servicios en sus acuerdos comerciales, tal como también ha sucedido en el recientemente concluido Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP). Las disposiciones sobre servicios generalmente incluidas en estos acuerdos comerciales son los principios de trato nacional y trato de nación más favorecida, vale decir, darles a los proveedores de servicios de la otra parte un trato no menos favorable que el brindado a los proveedores nacionales o a los proveedores de otros países. En otras palabras, no discriminar entre proveedores de servicios según nacionalidad. Asimismo, se aseguran condiciones de acceso a mercados al establecerse la prohibición de restringir o prescribir tipos específicos de persona jurídica o de empresa conjunta, por medio de los cuales un proveedor puede suministrar un servicio, así como la prohibición de imponer restricciones cuantitativas, tales como el número de proveedores, valor total de transacciones o activos, número de operaciones o cantidad de producción, y número de personas que pueden ser contratadas en un determinado sector de servicios. De igual manera, se dispone que no se pueda exigir a los proveedores de servicios establecer o mantener oficinas de representación o cualquier otra forma de empresa, o ser residentes en los territorios como condición para el suministro transfronterizo. Lo anterior va de la mano con la definición de comercio transfronterizo de servicios que, replicando lo contemplado en la Organización Mundial del Comercio (OMC), dispone cuatro modos diferentes de prestación de servicios: (i) servicio transfronterizo, que es el servicio que se brinda desde el territorio de un país al territorio de otro país, es decir, tanto proveedor como consumidor se encuentran en sus respectivos países (servicio prestado a través de medios electrónicos por ejemplo); (ii) consumo en el extranjero, donde el consumidor del servicio se desplaza y lo adquiere en el territorio donde se encuentra el proveedor (servicios de guía turístico, por ejemplo); (iii) presencia comercial, que se da cuando el proveedor establece una sucursal permanente en el territorio de otro país para brindar el servicio (las inversiones por ejemplo); y (iv) presencia de personas físicas, cuando las personas naturales se desplazan a otro territorio para brindar un servicio (trabajadores, por ejemplo). Adicionalmente, se pueden encontrar también disposiciones relacionadas con transparencia; con que las reglamentaciones nacionales que pudiesen existir sean objetivas, lo menos gravosas y no constituyan barreras que restrinjan la prestación de servicios; compromiso de realizar mejores esfuerzos para proceder con reconocimientos mutuos de títulos profesionales; libertad en las transferencias y pagos que se realicen como consecuencia de la prestación de los servicios, entre otros. Así pues, el comercio de servicios ocupa un lugar importante en las tendencias del comercio mundial. Según la OMC, entre los años 2010 y 2013, las exportaciones mundiales de servicios crecieron un 21.1%, al pasar de US$ 3.8 billones a US$ 4.7 billones. Así, en 2013, las exportaciones de servicios representaron el 21% de las exportaciones totales a nivel mundial. Dentro de Latinoamérica, en 2014, el Perú se ubicó en el sexto puesto en el ranking de exportaciones de servicios, con una cifra ascendente a US$ 5,874 millones, por encima de Uruguay (US$ 3,180 millones), Ecuador (US$ 2,218 millones), Venezuela (US$ 1,613 millones) y Bolivia (US$ 1,328 millones), pero por debajo de países como Colombia (US$ 6,869 millones), Chile (US$ 11,244 millones), Argentina (US$ 13,511 millones), México (US$ 21,036 millones) y Brasil (US$ 39,209 millones). Según el Banco Central de Reserva del Perú, en el período 2004-2014, las exportaciones de servicios en el Perú casi se han triplicado, al presentar un crecimiento promedio anual del 11.4%. Así, mientras que las exportaciones de bienes cayeron un 10% y un 7.4% en los años 2013 y 2014, respectivamente, las exportaciones de servicios crecieron un 18% y un 1% en los mismos años. Del total exportado en servicios en 2014 (US$ 5,874 millones), US$ 3,055 millones correspondieron al sector viajes, US$ 1,469 millones se derivaron de servicios no tradicionales y US$ 1,351 millones provinieron del sector transporte. La cada vez mayor importancia del comercio de servicios se ve reflejada en su contribución al PBI, de 75% en los países desarrollados, así como la generación de más del 70% del empleo.
Fuente: COMEXPERU
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